La batalla de Guadalquini se produjo en el contexto de la Guerra del Asiento (1739-1748) como respuesta española a la fallida invasión de Florida en 1740.
La corona española deseaba una invasión de Georgia y la expulsión de sus colonos aunque la falta de medios obligo a los mandos españoles a un ataque menos ambicioso. Así se pasó de una invasión a una operación de castigo con la destrucción de los principales fuertes y posiciones defensivas en el sur de Georgia.
Tras muchas vicisitudes, la flota de invasión se congregó en la entrada a la bahía de Guadalquini en la isla St. Simmons (Georgia) ahí se encontró con una serie de posiciones de artillería en la costa junto a una pequeña flotilla inglesa armada con medios de fortuna por el general Oglethorpe. Se trataban de los buques Sucess de 20 cañones, la goleta Walker de 14 cañones y la goleta St. Philip también de 14 cañones. Todos estos habían sido colocados en una banda. Además un grupo de balandras con soldados del regimiento proporcionaban fuego de fusilería de apoyo.
Por parte española la flota también consistía en barcos de fortuna. Con la insignia en el Santa Teresa, una fragata francesa abandonada en la Habana que se reacondicionó y armó con 20 cañones, el bergantín El Diligente de 14 cañones y tal vez la única unidad de cierto valor militar, una goleta corsaria de 12 cañones, una balandra de 12 cañones, un pingüe de 6 cañones y una fragata de 8 cañones.
A las tres de la tarde la flota española forzó la entrada entablándose un duelo artillero. La batalla se caracterizó por la imprecisión absoluta de ambas artillería que siendo de pequeño tamaño y manteniendo, la flota española, la distancia poco daño podían hacer.
A las 17:30 la flota española había conseguido su objetivo y se dió orden a los granaderos de desembarcar en la playa y asegurar una cabeza de puente.
Oglethorpe, tal vez inseguro del comportamiento de su regimiento tras las graves pérdidas sufridas dos años antes no se atrevió a lanzar al grueso de su regimiento usando en su lugar a los rangers y los indios auxiliares para contraatacar la cabeza de playa.
Un movimiento que fue detectado por el comandante español que ordenó a El Diligente el bombardeo de las áreas de concentración. Ante el fuego del paquebote español, las tropas ligeras inglesas y auxiliares indios se desbandan emprendiendo la retirada hacia Fredericka en el norte de la isla.
De nuevo, los ingleses no se atreven a lanzar a sus tropas regladas y los españoles no salen de la playa mientras se prosigue al desembarco.
Finalmente será la explosión del polvorín ingles lo que silenciara a la artillería inglesa. Oglethorpe ordena una retirada ordenada hacia Fredericka siguiendo a los rangers e indios. La retirada se produce a tal velocidad que ni siquiera inutiliza la artillería que caerá en su totalidad en manos españolas.
La llegada del anochecer y una brisa favorable permiten al Sucess y al Walker escapar mientras que el St. Philips en llamas junto con las balandras son hundidos para evitar su captura.
¡¡La invasión de Georgia empieza con una victoria española!!