Entre 1746 y 1786, discurre la vida de Bernardo Vicente Apolinar de Gálvez y Madrid, tal vez, el mejor y más exitoso de los militares españoles del siglo XVIII.
Una vida dedicada al ejército, desde el que realiza una intensa vida diplomática y de atracción tanto de las naciones indias, como de las poblaciones de cultura y lengua francesa, como de los angloamericanos de los actuales Estados Unidos.
Un hombre que va a destacar en la breve campaña de Portugal, donde obtiene su ascenso a capitán a los 16 años por su valor. De igual forma destacaría en América en su lucha contra los indios sublevados, primero a las órdenes de Lope de Cuellar y posteriormente, a los veinticuatro años como comandante de la frontera (Sonora, Durango y Arizona) Su fama y renombre comenzó a hacerse notar ya en esta época pues los naturales de la zona comenzaron a dar a una travesía del río Pecos (Texas), donde Gálvez había conducido a sus tropas a la victoria sobre los apaches, el nombre de “travesía de Gálvez”, nombre que aún hoy perdura.
Vuelto a España participa en la desastrosa “campaña de Argel” donde es gravemente herido, negándose a abandonar la primera línea hasta lograr el objetivo que le han marcado a pesar de estar rodeado de enemigos; lo consigue, al igual que su ascenso a teniente coronel. Para que se recupere de sus heridas es nombrado profesor de la Escuelas Militar de Ávila, de la que había salido de teniente.
En 1776, cuando ya su tío José es ministro Universal de Indias consigue volver a América, Como coronel del Regimiento Fijo de Luisiana (colonia que ha sido cedida por Francia a España en compensación por la pérdida de la Florida) Pero al llegar a Nueva Orleans se encuentra nombrado gobernador interino sin abandonar su cargo como coronel del Fijo de Luisiana, al haber sido nombrado el anterior gobernador capitán general de Caracas.
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