INTRODUCCIÓN.
La campaña noruega (Abril – junio de 1940) no es de las más conocidas por el gran público, por su carácter periférico respecto a los campos de batallas principales, así como por su coincidencia en el tiempo a partir del 10 de mayo con la gran ofensiva alemana en el Oeste. Sin embargo, se trata de una de las campañas más interesantes estudiada a nivel militar, al ser el ataque alemán la primera operación combinada a gran escala de la historia.
LA DECISIÓN DE INVADIR NORUEGA.
Los países nórdicos habían evitado verse directamente envueltos en la IGM y en 1939 sus gobiernos, socialdemócratas y pacifistas, intentaron lograr lo mismo declarándose rápidamente neutrales. Sin embargo, sólo Suecia lo lograría. Fue después de la finalización de la campaña polaca y con el estancamiento que siguió (la drôle de guerre) cuando los estados mayores y consejos de guerra de ambos contendientes empezaron a prestar atención a la península escandinava.
Varias cuestiones geoestratégicas hacían interesante el control de la región: 1) por la costa noruega pasaba la única ruta por la que Alemania podía contactar por vía marítima con el resto del mundo; 2) la importante dependencia del hierro sueco que tenía la industria alemana, que en invierno sólo podría exportarse a través del pequeño puerto noruego de Narvik.
Sería el almirante Raeder, Comandante en Jefe de la Kriegsmarine, el principal responsable de que Hitler empezara a plantearse la intervención en Noruega, al señalar la necesidad de mantener abiertas las aguas noruegas a la navegación tanto de los mercantes neutrales hacia Alemania, como de los buques corsarios alemanes hacia el Atlántico, así como la utilidad para la Kriegsmarine de poseer los puertos de Narvik y Trondheim. También sería merced a Raeder que Hitler iba a conocer a Vikdun Quisling, líder de un pequeño partido nacionalista noruego que se ofreció a liderar un gobierno pro-alemán en Noruega. Aún sin estar plenamente decidido, Hitler va a encargar al OKW un plan para conseguir el control político de Noruega y el acceso a sus puertos (plan Krancke) que va a prever la ocupación de los principales puertos noruegos mediante una operación conjunta aeronaval.
Sin embargo lo que de verdad va a decidir a Hitler a llevar a cabo la operación va a ser el llamado “incidente Altmark” ocurrido en febrero de 1940, cuando este buque de transporte alemán que regresaba a casa con 300 prisioneros, fue asaltado por un destructor británico violando las aguas territoriales noruegas. Al mando de la misma (nombre en clave Weserübung) estará el general von Falkenhorst, fijando finalmente el 9 de abril, tras varios retrasos, como fecha para llevarla a cabo.
También los Aliados se van a decidir a intervenir en Noruega, tras largos meses de discusiones. Va a ser Wiston Churchill – Primer Lord del Almirantazgo – el más vehemente partidario del minado de las costas noruegas, buscando sobre todo impedir el transporte de hierro desde Narvik. Con la invasión soviética de Finlandia, se planteó una intervención en apoyo de los finlandeses, en el marco de la cual se ocuparían Narvik y las minas suecas, así como las principales ciudades en la Noruega central. La rendición finlandesa no terminó con los planes de intervención, decidiéndose finalmente a llevar a cabo el minado de las aguas noruegas estando preparadas varias brigadas para desembarcar en Narvik, Bergen y Trondheim en el caso de que se produjera una reacción alemana. Los planes aliados se verían desbaratados en el último momento por la audacia alemana.
LA INVASIÓN ALEMANA
A la hora de planificar la operación Weserübung, Falkenhorst y el OKW tuvieron muy claro que por la peculiar configuración geográfica de Noruega, con unas comunicaciones terrestres muy complicadas, la ocupación de los principales objetivos (Narvik, Trondheim, Bergen y Oslo) debería realizarse de forma simultanea por tropas llevadas por el mar.
Por la manifiesta superioridad de la Home Fleet sobre la flota de superficie de la Kriegsmarine, la sorpresa y la velocidad eran fundamentales. Por ello, las fuerzas invasoras deberían ser trasladadas en buques de guerra, más rápidos que los de transporte, pero ello implicaba que el número de los integrantes de la fuerza invasora se redujera a menos de 9.000 hombres, dejando el transporte del grueso de las tropas, así como el de la munición a días posteriores. Dicha fuerza atacante se iba a dividir en seis grupos, cada uno con un objetivo concreto (Narvik, Trondheim, Bergen, Kristiansand-Arendal, Oslo y Egersund). La Lüftwaffe proporcionaría apoyo y transporte aéreo, así como varias compañías de paracaidistas para hacerse con los aeródromos más importantes.
El alto mando alemán consideraba que los desembarcos se podrían realizar sin oposición, ya que confiaban en que el gobierno noruego se aviniese al ultimátum que se le iba a presentar horas antes de producirse los mismos. Pero la posibilidad de que optasen por la resistencia, tampoco les generaba ninguna preocupación por encontrarse las fuerzas armadas noruegas muy debilitadas y anticuadas por décadas de desatención, raquitismo presupuestario y pacifismo.
Se va a decidir la conveniencia de ocupar también Dinamarca, principalmente para asegurarse el control de los aeródromos de Aalborg. El plan que se iba a llevar a cabo sin problemas va a consistir en realizar un rápido avance a través de la península de Jutlandia por elementos motorizados hasta asegurar Aalborg y sus aeródromos (que habrían sido ocupados por fuerzas paracaidistas), mientras otras fuerzas desembarcaban en distintos puntos de las principales islas danesas y amenazaban Copenhague.
Los primeros barcos participantes en Wesserübung partieron el 3 de abril. El riesgo de que los buques alemanes fueran detectados era muy alto. En realidad lo fueron varias veces pero los servicios de inteligencia de los Aliados fallaron en interpretar los movimientos y les permitieron llegar a los puertos noruegos mientras les buscaban por el mar del Norte.
Los seis grupos navales pudieron llegar a su destino a la hora prevista. Narvik y Trondheim las operaciones más lejanas, se llevaron a cabo sin lamentar bajas alemanas. Sin embargo en otros objetivos los buques alemanes sufrieron diversos daños por el fuego de las baterías costeras. Así el crucero Könisberg fue dañado en Bergen y el Blücher hundido en el fiordo de Oslo por las baterías del fuerte Oskarborg. La capital sería finalmente ocupada por las fuerzas llevadas por vía aérea al aeródromo de Fornebau ocupado tras un duro combate. Fuerzas paracaidistas ocuparon el aeródromo de Sola y la ciudad de Stavanger, mientras la presencia de bombardeos alemanes contribuyó a sofocar los intentos de resistencia.
Al final del día los alemanes habían conseguido ocupar todos los objetivos militares previstos. Sin embargo el retraso en la ocupación de Oslo había permitido que el gobierno y el monarca noruego se retiraran hacia el interior del país llamando a los noruegos a la resistencia, con lo que los alemanes se tuvieron que lanzar a ocupar la totalidad del país, dejándole la puerta abierta a una intervención aliada.
LA RESPUESTA ALIADA
En la mañana del 9 de abril el alto mando británico tras asumir que Alemania se había adelantado en la ocupación de los puertos noruegos tuvo que improvisar rápidamente una respuesta. Enseguida se asumió que Oslo debería ser dejado en manos alemanas, pero se decidió que Bergen y Trondheim podrían ser recuperados fácilmente encomendándose a la Home Fleet la tarea de evitar que las fuerzas alemanas recibieran refuerzos por vía marítima, así como evitar la vuelta a casa de los buques de guerra. Sin embargo la fuerza destacada por el almirante Forbs para atacar a las fuerzas navales alemanes existentes en Bergen tuvo que retirarse ante el ataque de los bombarderos alemanes. Al carecer de portaaviones optó por retirar su fuerza de superficie de la costa sur de Noruega, actuando sólo con los submarinos. Esto permitió la llegada de refuerzos alemanes que van a conseguir unir las distintas cabezas de puente, forzando la rápida ocupación de la zona meridional de Noruega, evitando la completa movilización del ejército noruego. Tan sólo el general en jefe Ruge con una división fue capaz de oponer una resistencia prolongada mientras se retiraba por los valles alpinos que comunicaban la zona de Oslo con la de Trondheim donde esperaba verse apoyado por los británicos.
Mayor éxito tuvieron las fuerzas navales británicas destacadas en el lejano norte. Allí el día 9, la flotilla de destructores que mandaba el capitán de navío Warburton-Lee enviada a patrullar por el Ofotfjord al enterarse de la conquista de Narvik por los alemanes, va a atacar por sorpresa a los destructores alemanes. En dicho combate (en el que murieron tanto Warburton-Lee como el comodoro Bonte, jefe de las fuerzas navales alemanas) ambas fuerzas van a sufrir importantes bajas, en especial los alemanes. La debilitada flota alemana va a ser completamente destruida el día 13 si bien la mayoría de las dotaciones lograron desembarcar, sumándose como tropas de infantería con las escasas fuerzas con que contaba Dietl en Narvik.
Los alemanes consideraban inmediato el ataque pero éste no se produjo ya que el general británico Mackesy, consideró demasiado arriesgado un ataque directo optando por una aproximación indirecta tras desembarcar bastante millas más al norte, a pesar de la opinión en contra de Lord Cork al mando de las fuerzas navales, que defendía se debía realizar un asalto directo contra la ciudad.
OPERACIONES EN LA NORUEGA CENTRAL
Considerando la caída de Narvik, por su aislamiento, cuestión de tiempo, van a centrar su atención en la recuperación de Trondheim, antes de que los alemanes pudieran reforzarse. Dicha operación (nombre en clave Hammer) se fue retrasando por la escasez de fuerzas disponibles en Gran Bretaña y la prevención a realizar un desembarco anfibio estando en manos alemanas los fuertes que guarnecían el gran fiordo de Trondheim. Finalmente se abandonó la idea de un asalto directo por ser demasiado arriesgado, optando en su lugar por llevar a realizar un movimiento en pinza desde los puertos de Namsos y Aandalsnes, situados a más de un centenar de kilómetros al norte y al sur de la ciudad, donde habían desembarcado sendas brigadas territoriales, pero sin transportes ni equipamiento apropiado para la guerra invernal.
Las fuerzas desembarcadas en Namsos bajo Carton de Wiart empezaron a avanzar rápidamente hacia el sur. Sin embargo, a los pocos días quedaron detenidos por un par de batallones de cazadores de montaña que bloquearon la carretera y sobre todo por la aviación alemana, que destruyó el desguarnecido puerto de Namsos. Por su parte el brazo sur no llegó a dirigirse contra Trondheim, ya que la brigada territorial tuvo que avanzar directamente a través del ferrocarril de Dombaas ante el ultimátum noruego para que se apoyase a las agotadas fuerzas de Ruge. Las nuevas fuerzas británicas consiguieron únicamente retrasar el avance alemán pero al quedar claro que la ofensiva contra Trondheim no iba a triunfar, se va a ordenar la retirada, que pudo realizarse entre el 29 de abril y el 2 de mayo sin sufrir pérdidas importantes en el reembarque. Las razones principales de este fracaso fue la lentitud franco-británica, la mala coordinación y la improvisación, la superioridad táctica de las fuerzas alemanas y la supremacía aérea germana que hacia inútil el control británico del mar.
NARVIK
Tras el fracaso en Trondheim los Aliados van a concentrar sus esfuerzos con la ocupación de Narvik, fuera del radio de acción de la aviación alemana, lo que garantizaba la libertad de acción de la Royal Navy. Allí, Dietl aprovechó los días de tranquilidad de que gozó tras las batallas navales para reorganizar sus escasas fuerzas, estableciendo posiciones defensivas en las zonas montañosas existentes al norte y sur de Narvik.
Los británicos sin el equipamiento ni el entrenamiento adecuado, no iban a realizar ningún movimiento ofensivo (aparte de un fuerte bombardeo naval de la ciudad el 24 de abril), hasta la llegada de una demibrigade de Chasseurs Alpines francesa, que con el apoyo de una división, ambos mucho mejor preparados para la guerra invernal que los británicos, empezaron a presionar fuertemente a los alemanes, los cuales van a irse retirando muy lentamente hacia el sur a lo largo del valle del Lagerbal de una posesión defensiva a otra, en condiciones climáticas muy duras.
No se producirían avances significativos hasta la llegada de nuevos refuerzos: una brigada polaca y la 13ª Demibrigade de la legión extranjera (con una presencia significativa de antiguos soldados republicanos españoles) que llevaría a cabo un desembarco anfibio contra la localidad de Bjerkvik el 13 de mayo, éxito que fue rápidamente explotado mediante la conquista de Oyjord justo enfrente de Narvik. Esta acción desbarató todo el esquema defensivo alemán debiendo emprender una retirada general hacia el sureste.
La victoria aliada en Narvik estaba muy cercana, sin embargo ante el negro cariz que estaban tomando los acontecimientos en Francia y Bélgica se optó por abandonar la idea de establecer un reducto de resistencia en el norte de Noruega, decidiéndose el 24 de mayo retirar sus fuerzas. Pese a esto, se iba a decidir llevar a cabo el asalto a la ciudad portuaria tanto por los efectos propagandísticos y de moral, como para destruir el puerto y los depósitos de combustible de Narvik, así como la vital línea férrea con Suecia y sus minas.
El ataque contra la ciudad se llevaría a cabo el día 27 mediante una operación anfibia encabezada por los legionarios franceses cruzando el fiordo mientras los polacos atacaban desde el sur para ocupar Ankenes y avanzar hasta la cabecera del fiordo y evitar la retirada alemana. Si bien el asalto anfibio, precedido de un fuerte bombardeo naval, se llevó a cabo sin excesivos problemas por la gran superioridad numérica, la última parte del plan no llegó a funcionar ya que los polacos no pudieron cumplir con el plan previsto permitiéndose escapar a la mayoría de los defensores de Narvik.
Tras mes y medio de duros combates, pudieron los Aliados poner el pie en las humeantes ruinas de la pequeña ciudad, donde se encontraron con un puerto completamente inutilizado para su repliegue. Las operaciones para el mismo comenzarían sin solución de continuidad, mientras una parte de las fuerzas aliadas seguía presionando duramente a las muy debilitadas fuerzas alemanas que ya sólo mantenían una muy reducida porción de terreno colindante con la frontera sueca. El resto empezó a replegarse hasta Harstad y otros pequeños pueblos que se utilizarían para el reembarque.
La evacuación de una fuerza de unos 25.000 hombres, se tuvo que realizar contando con muy escasos transportes y, sobre todo, buques de escoltas, ya que al mismo tiempo se estaba produciendo el de las fuerzas cercadas en Dunkerque.
Sin embargo, este final pudo ser muy distinto, ya que Hitler buscando apoyar a Dietl y a las tropas que desde Trondheim avanzaban para asistirle, envió a la región a los cruceros Scharnhorst y Gneisenau, los cuales hubieran podido destruir al segundo de los dos convoyes principales en retirada, sin embargo se encontraron con el portaviones Glorious, al cual hundieron, pero debieron retirarse por los daños causados por los destructores de escolta al Scharnhorst.
CONSECUENCIAS
Las pérdidas materiales sufridas por los contendientes en los dos meses de la campaña noruega fueron relativamente poco importantes, siendo mucho más significativas las perdidas navales alemanas entre barcos hundidos y dañados, lo que provocaría que la Kriegsmarine fuera incapaz de apoyar con fuerzas de superficie el intento de invasión de Inglaterra, que la espectacular e inesperada victoria de Francia abría de par en par a Hitler. En relación con la batalla de Inglaterra, otra consecuencia fundamental de la campaña noruega, fue la sustitución de Chamberlain por Churchill en el puesto de primer ministro británico, al perder el primero, durante los primeros días de mayo, la confianza de una parte importante de la Cámara de los Comunes a raíz, principalmente, de los reveses sufridos por los británicos en Noruega.
Autor: Emilio Sánchez
Mapas: vkrisis
Ilustraciones: Juan Delgado Diez-Madroñero
Ilustración Warspite: Comandante Eric Tufnell
Fotografías: Bundesarchive
ISBN: 978-84-945863-2-3
Índice:
Introducción
I.-La decisión de invadir Noruega
Noruega y su importancia estratégica en los comienzos de la Segunda Guerra Mundial
La génesis del plan Weserübung
Los planes aliados
II.- El asalto germano
El plan alemán
Weserübung Norte: Sangre en los fiordos Weserübung Sur: La invasión de Dinamarca
III.- El contraataque Aliado
La respuesta de la Royal Navy
Replanteando la estrategia
La conquista del sur de Noruega
Los desembarcos británicos en la Noruega Central
IV.- La Campaña de Narvik Combates en el Círculo Polar Victoria en la Derrota
La Retirada
V.- Consecuencias
Conclusiones
Cronología: 1939 y 1940